Efectos Secundarios Comunes de la Quimioterapia: Cómo Afrontarlos y Mitigar su Impacto
La quimioterapia hace parte del grupo de medicamentos contra el cáncer, aquella enfermedad en la que las células sufren una serie de daños genéticos provocando una incapacidad de reparación y control sobre su división. Desde la aparición de estos fármacos, la tasa de supervivencia de ciertos tipos de cáncer ha cambiado drásticamente, logrando la remisión de millones de individuos. A pesar de esto, es importante la socialización e información sobre las repercusiones ramificadas de este tipo de terapia, principalmente en forma de efectos secundarios, algunos leves, otros de mayor impacto, conllevando a cambios considerables en las formas de vida de aquellos bajo tratamiento.
Podríamos comenzar hablando sobre ¿qué es la quimioterapia?
La quimioterapia constituye el término que hace referencia a una de las familias de fármacos contra el cáncer. Decimos específicamente “una de las familias de fármacos contra el cáncer”, pues, como hemos expuesto en blogs anteriores, hoy en día existen varias alternativas de tratamiento contra el cáncer. La rama de la oncología hoy cuenta, no únicamente con la quimioterapia, sino con terapias hormonales, biológicas e inmunes para hacer la lucha frente al cáncer.
A grandes rasgos, las terapias hormonales bloquean receptores de hormonas, como la testosterona o los estrógenos, que, en ciertos tipos de cáncer, fomentan el crecimiento de las células tumorales. Por otra parte, la terapia biológica actúa bloqueando o alterando rutas químicas de la célula, indispensables para la supervivencia celular. La inmunoterapia, a diferencia de todas las anteriores (hormonales, biológicas y quimioterapia), no bloquea o evita procesos celulares, sino lo contrario, potencia al sistema inmunológico para que él mismo batalle contra las células tumorales. Si te interesa conocer más sobre este tema, puedes leer en nuestro blog Inmunoterapia: Un Cambio de Juego en la Lucha contra el Cáncer (https://birm.com.ec/blog/articulo/inmunoterapia-un-cambio-de-juego-en-la-lucha-contra-el-cancer).
Ahora que entendemos que existen distintas familias de fármacos con mecanismos diversos contra el cáncer, centrémonos en la pregunta ¿cómo funciona la quimioterapia?
Como concepto crucial, los fármacos contra el cáncer buscan la destrucción de las células cancerígenas y la detención de su división, es decir, la destrucción del tumor y la evasión de su crecimiento. Dentro de nuestras células existen una serie de procesos que constituyen el llamado “ciclo celular” o ciclo de vida celular. Dependiendo del tipo de órgano o tejido del cuerpo, las células se dividirán de una determinada manera y a una velocidad, de hecho, algunas no estarán destinadas a dividirse activamente. Por ejemplo, las células del tubo digestivo, los folículos pilosos y la médula ósea tienen una tasa de división supremamente alta, un concepto que nos ayudará a entender el por qué los efectos secundarios suelen asociarse a estos tejidos.
Al tener medicamentos quimioterápicos que bloquean pasos del ciclo vital celular, se evita el mecanismo de división celular (crecimiento del cáncer) y la supervivencia de la célula (produciendo la destrucción del cáncer).
La quimioterapia tiene un mecanismo de acción lógico y efectivo, sin embargo, se debe tener en cuenta que este es un medicamento de acción sistémica. Cuando hablamos de medicamentos sistémicos hacemos referencia a aquellos que no tienen un tejido o tipo celular específico de acción, dicho de otra forma, los efectos anteriormente mencionados tienen el potencial de ocurrir en cualquier tipo celular.
Este último concepto permite entender el porqué de los efectos secundarios o adversos de la quimioterapia.
Todo nuestro cuerpo está hecho de células, son la unidad básica de la vida. En cada tipo de tejido, ya sea el nervioso, el cutáneo, cardiaco, inmune, por mencionar algunos, encontramos una diversidad de células con funciones específicas. Cuando aplicamos la quimioterapia en un individuo, podemos interferir no únicamente en el ciclo celular de las células con cáncer, sino en el de cualquier tipo celular. Particularmente, la quimioterapia tiene efectos potentes en tejidos donde la tasa de división celular es alta, como ocurre en las células con cáncer y los tejidos mencionados a continuación.
En primer lugar, tenemos la médula ósea, el órgano corporal encargado de la producción de todas nuestras células de la sangre, ya sean las plaquetas, los glóbulos rojos, o las células de defensa (linfocitos, macrófagos, neutrófilos, etc.). Existen cierto tipo de quimioterápicos que pueden producir “mielosupresión” o “toxicidad hematológica”, es decir, interferir en la producción de células de la sangre. A partir de esto entendemos como:
- Si se reduce el conteo de glóbulos rojos, encargados del transporte de oxígeno, puede aparecer fatiga, perdida de energía, y mareo
- Si se reduce el conteo de plaquetas, encargadas de la coagulación, se es más propenso al sangrado y a la aparición de moretones o hematomas
- Si se reduce el conteo de células de defensa, ocurre cierto estado de inmunosupresión que aumenta el riesgo de infecciones, desbalance inmune, y en ciertos casos, de forma paradójica, a segundos cánceres.
El segundo sistema con una tasa de división alta es el digestivo, siendo responsable de una gran variedad de efectos secundarios comunes, como lo son las náuseas, el dolor abdominal, la diarrea o el estreñimiento, y las ulceras o “yagas” orales.
En cuanto a los folículos pilosos, estos tienen un ciclo de renovación relativamente corto. Existen tipos de quimioterapia que tienen una particular afinidad por estas células, pudiendo explicar porque en ciertos regímenes ocurre pérdida de cabello o alopecia, mientras que en otros no. Este tipo de efecto secundario puede predecirse según el tipo de quimioterapia y la dosis utilizada, y tiende a aparecer tras las primeras semanas de tratamiento.
Nuestros aparatos reproductores son también sensibles a estos medicamentos, pudiendo afectar la fertilidad tras algunos esquemas o la pérdida del deseo sexual. Es posible tomar acciones preventivas con el fin de preservar el potencial fértil de un individuo según sus circunstancias y momento de vida específico.
Por otra parte, algunos tipos de quimioterapia tienen mayor afinidad por tejido nervioso, pudiendo causar cosquilleos, calambres, debilidad muscular, alteraciones en el equilibrio o el pensamiento. También hay tipos de quimioterapia con mayor efecto sobre tejidos cardiacos, pudiendo causar alteraciones en la forma o la electricidad del corazón, necesitando un ajuste de dosis y una combinación de fármacos adecuada para disminuir el riesgo según amerite la situación de cada paciente.
Algo importante a resaltar, es que el grado de manifestación de estos síntomas varia enormemente entre el tipo de quimioterapia utilizada y el individuo tratado. Existirán aquellos con una sintomatología y efectos secundarios leves, mientras otros requerirán de un seguimiento más cercano. El médico oncólogo, justamente se encarga de estudiar y entender a profundidad los efectos de estos fármacos con el fin de brindar la prevención adecuada y lograr los objetivos planteados de la manera más amena posible. El seguimiento periódico permitirá la prevención y/o evaluación de este tipo de efectos, al contar con exámenes y pruebas que ilustran el estado general de salud.
De igual forma, la búsqueda de compuestos, tales como el BIRM, que ayuden al alivio de los síntomas secundarios a esquemas de quimioterapia, resulta una herramienta óptima, siendo este un coadyuvante durante este tipo de tratamientos.
Como complemento, siempre será fundamental la optimización de la dieta, una alta en antioxidantes, vitaminas, oligoelementos y aminoácidos esenciales que suplan las reservas celulares de los tejidos sanos.
Adicionalmente, la conexión del estado emocional con el balance de las funciones celulares es una variable con un potencial no despreciable, en la que se puede interferir de múltiples maneras, ya sea con actividad física (al aumentar sustancias químicas endógenas positivas a nivel cerebral), o buscando un acompañamiento, idealmente temprano por un profesional en esta área.
El desenlace óptimo de un esquema de quimioterapia exige el bienestar y la optimización de las múltiples esferas que componen a un individuo, por lo que se debe buscar el aseguramiento de todas las necesidades del paciente, no solo terapéuticas sino preventivas. El acompañamiento cercano, al igual que la información oportuna, permite la búsqueda de compuestos y/o herramientas que disminuyan los efectos secundarios potenciales, siendo todo esto parte de la medicina integral y holística que demanda el tratamiento contra el cáncer.