RESPUESTA DEL SISTEMA INMUNE A NUEVAS VARIANTES DE COVID-19

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¿En qué Consisten las Variantes del COVID-19?

Las variantes del COVID-19 son versiones modificadas del virus SARS-CoV-2, el agente causante de la enfermedad. Desde el inicio de la pandemia, hemos oído múltiples veces como el virus ha evolucionado y mutado, dando lugar a nuevas cepas y variantes. Sin embargo, ¿qué significa esto, cómo ocurre, qué repercusiones tiene este proceso?

Cuando decimos que un virus ha mutado nos referimos a que ha habido un cambio en su código genético. Los virus tienen una capacidad natural para llevar a cabo este proceso (similar a lo que ocurre en las bacterias en el proceso de creación de resistencias). El propósito de esto es la adaptación y el aumento de la capacidad de supervivencia del virus a diferentes entornos y presiones ambientales, lo cual se ve influido por la inmunidad de la población, las intervenciones médicas, entre otras.

El SARS-CoV-2 es un virus de ARN (no ADN), lo que significa que su material genético está compuesto por ácido ribonucleico (en lugar de desoxirribonucleico, como nuestras células). Los virus de ARN tienden a tener tasas de mutación relativamente altas debido a la falta de un mecanismo de corrección de errores cuando el virus está replicándose (“reproduciéndose”). Con el tiempo, el acumulo de estos “daños” y cambios conlleva a la aparición de nuevas cepas y variantes.

No todo cambio en el ARN va a ser relevante, a veces se requiere, ya sea la acumulación de mutaciones o cambios en el código genético en lugares estratégicos, para causar un impacto significativo en la capacidad de transmisión, propagación o en la evasión de la respuesta inmunológica.

¿Cómo Ocurren Estos Cambios?

Cuando el virus infecta a una célula huésped, usa la maquinaria celular para hacer copias de su ARN. Este proceso no es perfecto, y ocasionalmente ocurren errores, lo que resulta en mutaciones de forma natural.

Tras estos cambios, si el virus adquiere una ventaja (ej. mayor capacidad de transmitirse), es más posible que esta variante se propague en la población, esto se conoce como selección natural.

Adicionalmente, tras procesos de inmunización, las mutaciones esporádicas pueden conllevar a que el virus evada una respuesta inmunitaria establecida. Por ende, la protección que anteriormente se poseía mediante la vacunación o la infección natural, puede verse entorpecida con estos cambios.

A pesar de no encontrarnos en el momento de mayor repercusión poblacional por esta enfermedad, resulta importante controlar la tasa de transmisión, puesto a que, en situaciones de brotes no controlados, se incrementa el número de replicaciones virales y, por tanto, la probabilidad de que ocurran mutaciones significativas.

¿Cómo se Diferencian las Variantes?

Las variantes del SARS-CoV-2 se diferencian entre sí en función de las mutaciones que presentan en su genoma. Algunas de las mutaciones más relevantes ocurren en la proteína espiga o "spike", que el virus utiliza para ingresar a las células humanas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras organizaciones clasifican las variantes según su impacto en la salud pública. Hablamos de Variante de Interés, cuando nos referimos a aquellas que pueden llegar a afectar la transmisibilidad, la gravedad de la enfermedad, la eficacia de las vacunas o la respuesta inmune, aún sin contar con suficiente evidencia para determinar esta aseveración.

Por otra parte, hablamos de Variantes de Preocupación, cuando se ha demostrado que existen cambios en la epidemiología del COVID 19, ya sea en su transmisibilidad, virulencia o en la presentación clínica de la enfermedad, exigiendo cambios en las medidas sociales y en salud. Las Variantes de Alta Consecuencia se reservan para aquellas que conllevan a un fracaso de las medidas de prevención y control por los graves impactos en la salud pública.

¿Qué Repercusiones Puede Haber?

Las variantes del COVID-19 pueden tener repercusiones significativas. Variantes como Alpha, Delta y Omicron han demostrado ser más transmisibles que la cepa original del virus, lo cual se refleja en el aumento rápido y exponencial de casos, con el consecuente riesgo de saturar los sistemas de salud.

Otras variantes, pueden asociarse con una mayor severidad de la enfermedad, como es el caso de la variante Delta, causando mayor número de hospitalizaciones y muertes.

Como mencionamos anteriormente, ciertas variantes pueden tener repercusiones en términos de protección inmunitaria, existiendo algunas que evaden nuestro sistema inmunitario, causando reinfecciones y entorpeciendo las medidas preventivas y de control de la enfermedad.

Ahondemos un poco en los procesos que ocurren a nivel inmunitario…

Tras infecciones previas o vacunación, se generan anticuerpos neutralizantes específicos para el virus. Estos anticuerpos se crean de forma “adaptada” a las características del virus en cuestión, por lo que, al cambiar su exterior o interior, los anticuerpos dejan de reconocerlo o de poseer herramientas de unión para neutralizarlo.

Esto puede tener diferentes repercusiones. Por una parte, la falta de “reacción” inmunitaria, puede conllevar (paradójicamente) a una infección más leve o incluso asintomática, pues recordemos que, en muchos casos, la sintomatología grave de esta enfermedad se da por una “hiper-respuesta” o “hiperactivación” descontrolada del sistema inmunológico (no modulada). Por otra parte, la falta de respuesta inmune puede permitir que el virus continue propagándose, o en ciertos individuos susceptibles, a que evolución a enfermedad grave.

Además de la evasión de los anticuerpos, algunas variantes pueden afectar la respuesta de las células T (linfocitos T), que son esenciales para controlar la infección.

En términos generales, las respuestas celulares, mediadas por linfocitos, se mantienen robustas frente a las variantes, lo que contribuye a la protección contra la enfermedad severa. Por esta razón, resulta fundamental llevar a cabo las medidas necesarias y recomendadas para mantener un sistema inmune fuerte, asegurando una respuesta celular que pueda defendernos frente a las nuevas variantes. Junto a esta fortaleza celular, es también importante apoyar a nuestro sistema inmune para que posea una capacidad de modulación, respondiendo de forma pertinente según el momento de la enfermedad (evitando la infra o sobre estimulación del sistema, causantes de las complicaciones de la enfermedad).

El uso del BIRM tiene utilidad frente a estos propósitos, que son de ayuda en términos preventivos, así como terapéuticos. Adicionalmente, estudios han corroborado las propiedades antivirales intrínsecas del producto.

Debido a su actividad inmunomoduladora, el BIRM asiste también en el manejo de la inflamación generalizada que ocurre durante la infección, lo cual, a su vez, coadyuva en el manejo analgésico y sintomático del episodio.  

¿Qué Protección se Tiene con las Vacunas Administradas?

En general, las vacunas desarrolladas contra el COVID-19 han mostrado una notable capacidad para proteger contra la enfermedad severa y la muerte, incluso frente a varias variantes. Sin embargo, su efectividad puede variar dependiendo de la variante en cuestión. Algunas variantes, como la Beta y Ómicron, han mostrado una disminución en la efectividad de las vacunas contra la enfermedad sintomática, usualmente en personas que solo han recibido una dosis. La administración de dosis de refuerzo ha demostrado restaurar parte de la efectividad perdida contra algunas variantes, especialmente en el caso de Ómicron.

¿Cuál es la situación actual?

A lo largo de 2024, la evolución del SARS-CoV-2 ha continuado, y nuevas variantes han surgido. Las más relevantes incluyen Ómicron (subvariantes XBB y EG.5) que presentan mutaciones adicionales que les permiten evadir aún más la respuesta inmune, aunque tienden a causar síntomas más leves en general. También han mostrado ser altamente transmisibles y son responsables de nuevos picos de infecciones. La variante BA.2.86 (Pirola), identificada en 2023, aún en estudios por la sospecha de una alta capacidad de evadir la inmunidad previa y por su posible aumento en la transmisibilidad también resulta relevante. La Variante BA.2.75.2, otra subvariante de Ómicron, ha mostrado ser altamente transmisible. Aunque ha causado preocupación, las vacunas de refuerzo han demostrado ser efectivas contra ella.

¿Cuáles son las Recomendaciones en Salud para las Nuevas Variantes?

Frente a la evolución continua del SARS-CoV-2 y la aparición de nuevas variantes, las recomendaciones de salud pública han ido adaptándose. Es importante seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias en términos de vacunación y refuerzo. Fundamental, en momentos de picos de transmisión, la higiene de manos, el distanciamiento y/o uso de mascarillas en entornos de alto riesgo, y en pacientes de con comorbilidades. Las políticas en salud pública se van basando en la evidencia más recientes, buscando la adaptación y la flexibilidad para seguir impactando positivamente.

La aparición de nuevas variantes es un recordatorio constante de que la pandemia no ha terminado y que la vigilancia, la vacunación, la adherencia a las recomendaciones de salud pública y el fortalecimiento continuo de nuestro sistema inmune, son esenciales para controlar el COVID-19.

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